***

Iba a ser anónimo...pero tengo muchas ganas de conocerme...

lunes, 24 de mayo de 2010

No sé que día decidí que estaba bien confiar en el barrendero...

Y sucede así, que sin darme cuenta le doy mi confianza al barrendero*; le cuento, le quiero, le cuido, le procuro, le lloro, le suplico... y al final, termino con la casa hecha un cochinero y si me doy cuenta la limpio, pero me parece tan familiar y tan natural que si la miro con los dos ojos y no con los tres, la dejo tal cual. Me ha costado horas, días, semanas, meses, años... y sigo limpiando, ¿será que tendré que estar limpiando una eternidad, en tanto que el alma es eterna?

Si todo en la vida son símbolos, me parece que la casa somos nosotros, y cada habitación representa una cosa. Pienso que el patio trasero o en mi caso la zotehuela, debe ser el inconciente... y me preocupa... por que por lo general, es el lugar más olvidado y oscuro de todos, donde se esconden los dolores más viejos, rancios y podridos, esos que no son fáciles de ver, que se esconden y te distraen tras los tiliches, haciéndote pasar momentos insoportables con tal de no salir a la luz, y resulta que cuesta mucho limpiar tanta suciedad. Pero si eres valiente tal vez encuentres ese nudo que tiene en tensión la red de tus circunstancias efecto directo de tus pensamientos, y un día podrás desenredarlo y tal vez te des cuenta que era solo que no bastaban los dos ojos para ver que la mayoría de las veces estamos dentro de una prisión abierta. Y lo que parecía importante ya no lo es, y lo que causaba dolor ha perdido el efecto... pero aún nos faltan dos piernas para avanzar y salir, solo hay que tomar el valor... depende de cada quien como será el camino.

*Aclaraciones sobre el barrendero
El barrendero es polimorfo y además puede que esté en tu vida desde que tienes memoria, puede ser uno de tus padres, el hermano, la tía, o personajes más recientes; la nueva compañera de trabajo, la pareja, etc. Puede ser que hayas aprendido que no es confiable y vuelvas a insistir. Incluso tú habrás sido alguna vez un barrendero también.
Además de que con él, pueden pasar dos cosas; se convierte en distractor o en instrumento de sanación. Y cada quien decide en que lo convierte.